Un web-ensayo-documental que recopila contenidos audiovisuales, periodísticos, reflexiones y relatos anónimos sobre la infidelidad femenina.

Anatomy Of Love

Anatomy Of Love

"Anatomy Of Love" ("Anatomía del amor") es un ensayo que explora, desde una perspectiva antropológica, cultural y biológica, las peculiaridades del aparejamiento y el adulterio humanos. En sus páginas, Helen Fisher propone una teoría sexual según la cual nuestra estrategia reproductiva primaria sería la monogamia seriada, ligada a una controvertida estrategia reproductiva secundaria: el adulterio. En su ensayo, Fisher además cuestiona la idea de que el sexo masculino tenga una tendencia adúltera natural superior a la del sexo femenino, y propone una distinción entre las motivaciones femeninas y masculinas para la infidelidad: mientras que los hombres buscarían la inseminación frecuente en hembras jóvenes, las mujeres en cambio buscarían proveerse de recursos complementarios para garantizar su supervivencia y la de su descendencia.

Helen Fisher (1992) | En Anagrama

Categorías

Sobre la monogamia

Nuestro camino más seguro hacia la posteridad (…) es el aparejamiento. De hecho, todos nuestros rituales humanos relativos al cortejo y el aparejamiento, el matrimonio y el divorcio, pueden considerarse guiones mediante los cuales hombres y mujeres se seducen mutuamente con el objetivo de duplicarse a sí mismos –lo que los biólogos llaman estrategias reproductivas. ¿Cuáles son estos juegos de aparejamiento?

Bueno, los hombres tienen dos alternativas, al igual que las mujeres (…). Un hombre puede aparejarse con una sola mujer cada vez, «monoginia» (del griego mono, «uno», y gyny, «hembra»), o puede tener varias parejas al mismo tiempo, «poliginia» (varias mujeres). Las mujeres tienen otras dos opciones similares: «monoandria» (un hombre) o «poliandria» (varios hombres). Estos términos se utilizan normalmente para describir los tipos de matrimonios humanos. Así, el diccionario define «monoginia» como «el estado o costumbre de tener una sola esposa a la vez», «monoandria» como «un esposo», «poliginia» como «varias esposas», y «poliandria» como «varios esposos». «Monogamia» significa «un cónyuge»; «poligamia» connota «varios cónyuges», sin determinar el género.

Por lo tanto la monogamia no implica fidelidad.

Esto es importante de recordar: la palabra monogamia se utiliza mal habitualmente. El Diccionario Oxford de la Lengua Inglesa define monogamia como «la condición, regla o costumbre de estar casado con una sola persona a la vez». Eso no sugiere que los cónyuges sean sexualmente fieles el uno al otro. Los zoólogos James Wittenberg y Ronald Tilson utilizan el término monogamia para referirse a «una asociación prolongada y una relación de aparejamiento esencialmente exclusiva entre un macho y una hembra». Pero la fidelidad tampoco es central en esta definición científica. Ellos añaden, «por “esencialmente exclusiva” entendemos que los aparejamientos secretos ocasionales fuera de la pareja (ej.: “poner los cuernos”) no niegan la existencia de la monogamia».

De modo que «monogamia» y «fidelidad» no son sinónimos. Es más, el adulterio a menudo va de la mano de la monogamia, así como de la mano de (…) otras estrategias reproductivas (…).

(p. 63-64)

Los hombres en algunas culturas sólo tienen una esposa, mientras que algunos hombres en otras culturas tienen un harén; algunas mujeres se casan con un solo hombre a la vez, mientras que otras tienen varios maridos simultáneamente. Pero el matrimonio es sólo una parte de nuestra estrategia reproductiva humana; el sexo extramarital es a menudo un componente secundario, complementario, de nuestras tácticas de aparejamiento mixtas.

(p. 65)

Sobre el adulterio

Desde una perspectiva darwiniana, es fácil explicar por qué los hombres están –por naturaleza– interesados en la variedad sexual. Si un hombre tiene dos hijos de la misma mujer, genéticamente hablando se «ha reproducido» a sí mismo. Pero si también entra en devaneos con más mujeres y, por casualidad, se convierte en padre de otros dos, multiplica su contribución a la siguiente generación. De modo que, en términos biológicos, los hombres que tienden a buscar variedad también tienden a tener más hijos. Su prole sobrevive y pasa a las siguientes generaciones lo que sea que hay en los genes masculinos que hace buscar a los hombres «rasgos frescos», como Byron denominó a la necesidad masculina de novedad sexual. Pero ¿por qué son adúlteras las mujeres?

(p. 88)

Hay al menos cuatro razones por las que el adulterio habría podido ser biológicamente adaptativo para nuestras antepasadas femeninas.

La más obvia ha sido descrita elegantemente por Nisa, una mujer !Kung que hoy en día vive en el desierto de Kalahari en el sur de África (…). «Una mujer tiene que hacer muchos tipos de trabajo, y debería tener amantes allí a donde va. Si visita un lugar y está sola, alguien le dará abalorios, otro le dará carne, y otro le dará otro tipo de comida. La habrán cuidado bien cuando vuelva a su casa». Nisa resumió en pocas frases una buena explicación adaptativa para el interés femenino por la variedad sexual –subsistencia suplementaria. Bienes y servicios extra habrían proveído a nuestras antepasadas femeninas con mejor cobijo y comida extra, incentivos que les proporcionaron más protección y mejor salud, ulteriormente capacitando a su prole para sobrevivir de manera desproporcionada.

Segundo, el adulterio probablemente actuaba como póliza de seguro para las hembras ancestrales. Si un «marido» moría o se iba de casa, ella tenía otro macho dispuesto a ayudarla con las tareas paternales.

Tercero, si una mujer ancestral estaba casada con un cazador pobre con mala vista y un temperamento cobarde o poco solidario, ella podía mejorar su línea genética teniendo hijos con otro hombre –el Sr. Buen Gen.

Cuarto, si una mujer tenía descendencia con una gran cantidad de padres, cada hijo era de algún modo distinto, incrementando la posibilidad de que algunos de ellos sobrevivieran a imprevisibles fluctuaciones del entorno.

Mientras las mujeres prehistóricas mantuvieran en secreto sus aventuras extramatrimoniales, podían recoger recursos extra, una póliza de seguro, mejores genes, y ADN más variado para sus futuros biológicos. De ahí que las que se metieron a escondidas entre los arbustos con amantes secretos sobrevivieron –pasando inconscientemente a través de los siglos lo que sea que en el espíritu femenino motiva a las mujeres modernas a cometer adulterio.

(p. 90-91)

El elevado deseo sexual de la hembra humana, juntamente con datos de otros primates, ha llevado a la antropóloga Sarah Hrdy a una nueva hipótesis sobre los comienzos primitivos del adulterio humano femenino.

Hrdy señala que los simios y monos llevan a cabo una gran cantidad de coito no reproductivo. Durante el celo, por ejemplo, un chimpancé hembra copulará con cada macho de la vecindad excepto con sus propios hijos. Esta sexualidad auxiliar en chimpancés y otros primates femeninos no es necesaria para concebir un hijo. Por tanto, Hrdy propone que la búsqueda de variedad sexual en los chimpancés hembra tiene dos propósitos darwinianos: hacer amistad con machos que pueden intentar matar a un recién nacido de la hembra, y confundir la paternidad de modo que cada macho en la comunidad actúe paternalmente con el hijo que está por venir.

Hrdy aplica este razonamiento a las mujeres, atribuyendo la alta libido de las hembras a una antigua táctica evolutiva consistente en copular con múltiples compañeros, obteniendo así de cada uno una inversión paternal suplementaria y una garantía contra el infanticidio. Esta es una buena idea. Quizá nuestros primitivos ancestros femeninos que vivían en los árboles buscaban sexo con varios machos para hacer amigos. Luego, cuando nuestros antepasados fueron conducidos a las praderas de África hace unos cuatro millones de años y los lazos de la pareja evolucionaron hacia la crianza de los hijos, las mujeres pasaron de la promiscuidad abierta a la cópula clandestina, cosechando beneficios y recursos, así como mejores y más variados genes.

(p. 91-92)

Mi modesta proposición es que durante nuestro larga historia evolutiva la mayoría de los machos buscaron aventuras para esparcir sus genes, mientras que las hembras evolucionaron hacia dos estrategias «alternativas» para adquirir recursos: algunas mujeres escogieron ser relativamente fieles a un solo hombre para obtener muchos beneficios de él; otras se entregaron al sexo clandestino con muchos hombres para adquirir recursos de cada uno de ellos. Este escenario apenas coincide con las creencias comunes: el hombre, el playboy natural; la mujer, la virgen o la puta.

(p. 94)

Sobre la monogamia seriada

Una circunstancia asociada al aparejamiento estable en la gente es el aumento de la edad cronológica. (…) En todo el mundo, el divorcio disminuye dramáticamente después de los 30 años. Quizá hace cuatro millones de años las parejas que envejecían permanecían unidas para darse mutuo apoyo y para hacer de abuelos de los nietos en crecimiento (…).

Segundo, la monogamia para toda la vida parece ser común hoy en día en las parejas (…) que tienen tres o más hijos a su cargo –un patrón que es común a sociedades tradicionales. De ahí que cuantos más hijos tengas con un compañero, más probabilidades hay de que permanezcáis juntos (…).

Tercero, la monogamia para toda la vida tiene lugar por una razón ecológica. (…) El divorcio es menos común en sociedades en las que hombres y mujeres son dependientes económicamente entre sí. (…) Si alguno de los dos géneros era totalmente dependiente de los recursos del otro en los primeros días de la humanidad, la monogamia para toda la vida era probablemente la norma.

Pero dudo de que éste fuera el caso general, sin embargo. (…) Nuestros primeros ancestros viajaban en pequeños grupos nómadas consistentes en cuatro o cinco parejas, sus hijos, y varios parientes solteros y amigos. La carne era un lujo compartido. Las mujeres eran recolectoras eficientes. (…) Y los sexos eran con probabilidad económicamente autónomos. Por tanto, cuando los compañeros se encontraban atrapados en un «matrimonio» infeliz, bien ella o él cogía sus pocas pertenencias y se iba; la monogamia seriada era probablemente la norma.

(p. 158)

Desde una perspectiva darwiniana (…), hay ventajas asociadas a la monogamia seriada desde hace milenios.

La mayor de todas, la variedad. Si la descendencia era variada en cuanto a talentos y habilidades, unos pocos sobrevivirían al infatigable deseo de la naturaleza de eliminar líneas genéticas pobres. Igualmente importante, un macho ancestral podía escoger a una hembra más joven, más capaz de concebir bebés sanos, y una hembra podía escoger a un macho que le proporcionara mejor protección y apoyo. Hoy en día, estos patrones todavía prevalecen. Los hombres y las mujeres a menudo tienen hijos con un compañero y luego más hijos con un segundo esposo. Los hombres aún se vuelven a casar con mujeres más jóvenes, y las mujeres todavía se casan por segunda vez con hombres a los que ellas consideran más generosos, más solidarios. (…) Desde una perspectiva darwiniana, tener hijos con más de un compañero a menudo tiene sentido genético.

(p. 159)

Sobre el determinismo natural

¿Podemos superar nuestra herencia natural?

Por supuesto que podemos. Nuestros patrones matrimoniales contemporáneos testifican el triunfo de la cultura y la personalidad sobre las tendencias humanas naturales. Cerca de la mitad de todos los matrimonios americanos duran toda la vida; alrededor de la mitad de todos los cónyuges son fieles a sus esposos. El mundo está lleno de gente que se casa una vez y renuncia al adulterio. Algunos hombres tienen harenes; algunas mujeres tienen harenes. Cada estrategia reproductiva conocida –con excepción de la promiscuidad aleatoria– es practicada por alguien en alguna parte. Algunos de nosotros incluso escogemos el celibato o no tener hijos –la muerte genética. Así de maleable es ese animal llamado hombre.

Pero hay susurros en nuestro interior: durante nuestros años reproductivos, hemos sido construidos para aparejarnos y volvernos a aparejar otra vez.

(p. 161)




Más artículos

Infieles

Creative Commons BY-NC-SA Un proyecto con licencia Creative Commons BY-NC-SA | SPIP by Permanent