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La femme infidèle

La femme infidèle

Charles es un acaudalado empresario casado con Hélène, una mujer muy atractiva con quien tiene un hijo pequeño. Charles sospecha que su mujer le es infiel, y para averiguarlo contrata a un detective. Tras descubrir que el amante de su mujer es un escritor llamado Victor, Charles decide visitarle.

Claude Chabrol (1969) | En IMDB

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Resulta fascinante la naturalidad con que la protagonista de esta historia lleva a cabo su doble vida. Hélène es una mujer privilegiada y ociosa, que ocupa su tiempo con ligeros divertimentos y nimiedades ya que, gracias al dinero de su marido, no necesita trabajar. Si bien es cierto que, a conciencia, se nos presenta a un marido de edad algo avanzada y físicamente un poco ridículo (recordemos su curiosa manera de corretear y los comentarios sobre su sobrepeso con que se inicia el film), también es cierto que no se trata de un maltratador, ni de un adicto al trabajo, ni de un lisiado, ni de un adúltero. El film nos presenta a una mujer cuyo marido la ama y presta atención, que disfruta de una vida familiar idílica, que no es infeliz ni está extremadamente aburrida, y que no atraviesa dificultades económicas. Lo único que puede leerse entre líneas es que las cosas en la pareja ya no son como eran: pese a que todo va bien, la llama de la pasión parece haberse extinguido y practican el sexo menos que antes; y ella sencillamente busca reavivar, explorar y disfrutar de su sexualidad mientras sea joven y atractiva. Es decir, busca volver a vivir la fase del enamoramiento, cuyo proceso bioquímico Helen Fisher describe con gran detalle en su ensayo "Anatomía del amor".

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Hay una significativa escena que simboliza el crepúsculo de la pasión entre Charles y Hélène. Durante la visita de Charles a Victor, el marido propone al amante que le enseñe su casa. Llegan al dormitorio, donde Charles sabe que su mujer se acuesta con Victor cada dos días. Sobre la mesita de noche, Charles vislumbra un encendedor Zippo gigante que reconoce de inmediato: es el regalo que él mismo le hizo a Hélène en su tercer aniversario de bodas, un objeto que ella misma escogió por motivos que en aquel momento a su marido se le escapaban. Victor, el amante, tampoco entiende por qué Hélène ha insistido en dárselo ahora, aunque se aventura a adivinar que se lo ha dado «para darse placer a sí misma», ya que a su marido, según ella, «se le había olvidado su existencia». En este instante Charles comprende que ese mechero agigantado, capaz de producir una llama más generosa de lo normal, es la pasión de Hélène, y que ésta ha sido cedida a otro hombre. El fuego de Hélène ya no pertenece a Charles, sino a Victor. La comprensión de este hecho perturba a Charles hasta tal punto que su malestar le lleva a matar a golpes al amante de su esposa.

Finalmente, cabe destacar que en esta historia aparece un elemento recurrente en representaciones de infidelidad femenina y un elemento que no lo es. El elemento recurrente es el desenlace trágico. Aquí, como en casi todas las historias analizadas, la infidelidad de Hélène trae la desgracia a los dos hombres: Victor es asesinado a manos de Charles, y Charles finalmente se entrega a la policía y acaba entre rejas. El elemento no recurrente es, por otro lado, que el amante de Hélène no tiene nada que ver con el marido, es decir, no es un hombre cercano a su círculo social. De ello se desprende que la infidelidad de Hélène busca el placer sexual y emocional, la diversión y el riesgo, pero no una figura parecida a la de su marido que eventualmente pueda sustituirle.




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